El apóstol evangélico está acusado de los delitos de trata de personas con fines de explotación laboral y abuso sexual. Deslizó que las relaciones fueron consentidas y dijo que cometió "un error humano".
En la última audiencia de incorporación de prueba del juicio oral que se le sigue por trata de personas, explotación laboral y abuso sexual, declaró el pastor evangélico Isaías Néstor Hurtado y deslizó que las relaciones que mantuvo con quienes lo acusan fueron consentidas. “Cometí un error humano. La única familia dividida es la mía”, manifestó ante los jueces del Tribunal Oral Federal.
El apóstol evangélico está imputado, junto a su ex pareja Patricia Soledad Padilla Coronado por haber captado con mensajes religiosos a “fieles” para que se congregaran en el Ministerio que ambos dirigían en Mar del Plata, aprovechándose de la situación de vulnerabilidad económica y emocional que atravesaban, y luego reducirlos a la servidumbre, explotarlos laboralmente y desapoderarlos de sus bienes.
Al hombre, además, se lo acusa por haber utilizado tal discurso para abusar sexualmente de mujeres que allí concurrían. A la causa donde se investigó el delito de trata de personas se le sumó otra para Hurtado por “amenazas coactivas” reiteradas presuntamente cometidas telefónicamente desde la unidad penitenciaria de Ezeiza, donde cumple arresto.
El pasado miércoles Hurtado se sentó frente a los magistrados Roberto Falcone, Mario Portela y Alfredo Ruiz Paz e hizo uso a su derecho de prestar declaración, aunque no admitió preguntas. En un comienzo, pidió perdón “al señor Jesucristo”, a quien fuera su esposa por ocho años, y a sus ocho hijos.
“Quiero aprovechar todos estos minutos para poder salvar el nombre de Jesucristo. Creo se ha puesto en juego el evangelio del señor Jesucristo”, planteó luego y fue interrumpido por el presidente del tribunal, quien le aclaró que debía circunscribirse a los hechos imputados: “No es pertinente la invocación a Dios, ni siquiera en este acto, esto es una cuestión terrenal”, le indicó.
Entonces, el acusado hizo un recorrido de sus últimos años, explicó cómo llegó a Argentina desde Chile y dio cuenta de las ciudades en las que vivió hasta recalar en Mar del Plata a fines de 2004. Mencionó que un pastor amigo de Estados Unidos le dio el dinero para comprar los equipamientos de la radio e hizo mención al “respaldo” del extranjero para comprar luego el terreno donde se montó el templo.
“La gente nos escuchaba en la radio y empezó a llamar para ser parte”, sostuvo y desechó cualquier tipo de captación con finalidad de explotación económica. “No hacían nada para querer irse de mi lado”, mencionó en un pasaje de su relato.
Una gran parte de su exposición -que se extendió por más de una hora en la que no admitió preguntas de jueces, fiscal ni querellas- estuvo destinada a desestimar los abusos sexuales al referir que fueron relaciones supuestamente consentidas. “Yo sembré mentiras y estoy cosechando mentiras”, apuntó en relación al ocultamiento de estas situaciones a su grupo familiar y en referencia a los relatos de las víctimas: “Cometí un error humano”, refirió. Incluso deslizó que alguna acusación en su contra podía tratarse de una cuestión de “despecho”.
Sobre el final de su declaración, Hurtado repitió varias veces la frase: “La única familia dividida es la mía”, en referencia a la separación de hecho con su coimputada, y a la decisión de una de sus hijas, que se fue del país.